domingo, 17 de mayo de 2015

Opinión de la Tercera Temporada de Vikings


Allá vamos, intentaré soltar cuantos menos spoilers posibles pero hablar de la tercera temporada ya implica meter alguno asique si alguien lee esto y no va al día que lo haga bajo su propia cuenta y riesgo.

Me limitaré a dar algunas pinceladas superficiales para minimizar el impacto de poder joder parte de la trama. Por resumirlo todo en unas breves líneas (siendo yo me parece poco probable), me ha dejado un sabor amargo por varias razones, pero sobre todo porque la evolución lógica de los personajes se pega de palos con mis ideales. Me explico, me gustan personajes que además de ser fuertes, sean inteligentes y en un compendio de todo pueden ser chulescos por la única razón de que ellos pueden serlo por razones justificadas y obvias. Pues bien, esta temporada da al traste con mi mundo idílico de cómo debe ser todo y todos. No por casualidad, sino porque así nos lo han pintado en las dos temporadas anteriores. La palabra es declive en el sentido más amplio de la palabra, el pueblo guerrero descendiente de los dioses del Valhalla está en serios aprietos.


Percibo una caída de profundidad en muchos personajes, muy plana con respecto a los protagonistas enfocándose en otros que, aunque interesantes, no justifica que un personaje como, por poner un ejemplo, Bjorn caiga en saco roto. Particularmente, me interesaba ver cómo evolucionaba este personaje, ver cómo poco a poco le hacía sombra al propio Ragnar. Heredero y guerrero feroz. Otro que sin ir más lejos que ansiaba por ver su despertar es Rollo. Ver como se despega de la sombra atenazante de su hermano. 
Lejos de eso, vemos como el Rey Ecber de Wessex tiene incluso más peso que los dos juntos. Ojo, me parece digno alter ego de Ragnar pero demasiado protagonismo incluso cuando en la segunda mitad de la temporada pasa a un papel secundario, a un "mientras tanto en Wessex..."


Recuerdo cómo en temporadas anteriores (sobretodo en la primera) nos describían con escenas el misticismo nórdico que tanto nos atrae a los sureños europeos. Las confabulaciones entre clanes y familias, la representación  de la espiritualidad cristiana en pequeñas iglesias y monasterios. Sobretodo la representación de las bajas pasiones en escenas muy propias. He aquí lo que más me escuece, el tema del sexo en esta temporada, y es que se ve que el tercer año los Vikingos han cogido un barco y se han ido a los estudios de HBO. Se palpa, se siente que Juego de Tronos se filtra por los poros de Vikings, esto es más evidente y más alarmante para mí. Esto en teoría no es malo. Que poco a poco se intenten asemejar a la serie que más éxito ha y está cosechando en los últimos 5 años. Pero yo soy un purista, a mi lo que me atrajo de Vikings es que ya era condenadamente buena con su propio estilo, con un perceptible menor presupuesto que la anterior, Vamos que a mí ya me gustaba sin copiar fórmulas que vemos en otros sitios. 


Dicho lo anterior, me ha tenido enganchado semana tras semana con atención. Se nota que podemos partir la temporada en dos partes, la primera transcurre en Wessex y la segunda, a mi parecer, el barco vira para darse de bruces contra un muro alto y grueso (justo como pasa en París). Vemos a un Ragnar desorientado, un Floki hundido y traicionado por los dioses, una Lagertha cuya prosencia es meramente testimonial aportando una fuerza considerable al ejército nórdico (y la parte picantona), un Bjorn complaciente y desquiciante en ocasiones...Rollo es el único que parece ganar algo de empaque en los dos últimos capítulos y da cierto hormigueo porque parece que le aguarda un papel grande en el futuro.
Athelstan beatificado por el propio Ragnar, crea más interrogantes y deja la historia en un punto muerto.


Seré completamente crítico diciendo que no me ha gustado ver a unos personajes física, moral y espiritualmente arrodillados por circunstancias que están bajo su dominio. Me explico. Floki sigue los designios de los dioses y se ha visto que sin ellos es un cascarón vacío. Ragnar con toda su fuerza e inteligencia se ha visto atado de pies y manos por la amistad y cuando esta le ha abandonado, pudiéndolo haber evitado, se rompe anímicamente. Legertha, traicionada, a menudo deja de lado su orgullo de guerrera y madre para pasar a abrirse de piernas a las primeras de cambio. En ocasiones no parecía tener vínculos con el propio Bjorn, su hijo. Este a su vez, en la segunda temporada se nos presente como un digno heredero, que lograría llegar más lejos que su padre. Esta temporada se muestra a la espectativa.
Ha habido cosas interesantes, la aparición de un misterioso caminante en Kategatt, revolviendo las entrañas del reino de Ragnar. Parece que los dioses juegan con su heredero, una especie de castigo por tontear con critianos.


En definitiva, ha dado al traste con la imagen que tenía de mis personajes. Es un giro, sí, pero lejos de ser novedoso o dramático, apesta a "martiniano" y no hace falta, son dos series distintas, cada una con su identidad propia. Me ha gustado la conquista de Mercia, pero no el asalto a París, no por ver a Ragnar y compañía bañando de sangre el Sena mientras caen de los muros de la cuidad, sino porque juegan con la psique de los protagonistas como quien moldea plastilina, y eran personajes muy bien definidos, robustos.


Se aleja del Vikings que conocí y me da miedo dónde quieren llegar.

No hay comentarios: