sábado, 8 de octubre de 2016

Intrascendente



Dícese de ese sentimiento de no ser necesario para nadie. No importante. Prescindible. En definitiva, un sentimiento doloroso cuando es uno de los motivos primigenios para la autorrealización personal. Te va la felicidad en sentirte importante para otra persona.

A veces lo pienso, a veces lo siento. Escuece tu autoestima. Tu amor propio. Más cuándo antes con ciertas personas te has sentido trascendente. Es bonito sentirte "vital" para alguien que quieres. Es un sentimiento reconfortante.


¿Qué reconforta? A tí, a tu ego. ¿Es malo necesitar sentirse así? No lo creo. Pues es negar tu punto social. Es cruel que alguien del que gozabas de esa importancia te la quite. Eso equivale a admitir que tiene poder sobre tí en un aspecto primordial de tu vida. El social. Todos damos lo que queremos dar en la medida que lo queremos dar. Somos generosos de querer "compartirnos". Escribo esto sin un propósito, sólo por el desahogo. Desahogo porque decidirnos implicarnos tanto que nos podemos poner una soga que poco a poco nos asfixia. Aún así no es malo, es necesario. El ser humano es un animal social. Sólo controlamos en la medida que aprieta la soga.


Critico esa especie de inteligencia emocional que dicta el "tú y nada más". Que nada te afecte. Sólo importas tú. A la mierda eso. Aprendemos a levantarnos porque nos caemos y es inevitable caerse. En la vida te equivocas, pero tú decides si aprendes la lección antes o después.


Yo necesito sentirme imprescindible pero también hay más formas y personas de llegar a eso. La piedra la puedes quitar del camino. A tu ritmo. No es masoquismo, todos tenemos nuestro tiempo. Me quiero pero a veces no puedes evitar querer que algo sea cómo quieres, no como te venga. Terco. Mis heridas me las hago yo y las muestro de mil formas: ojeras por no dormir, que me afecte al humor, y mil formas más. Sentido trascendental que diría alguien querido. Quiero que me quieran pero es fundamental también sentirte en paz con tus sentimientos y aceptarlos. Madurez emocional o transitoria. Es importante.

martes, 17 de mayo de 2016

Opinión Tomb Raider Definitive Edition


A principios de 2014 me pasé este Tomb Raider en Xbox 360. Estando en internet me topé con la review de este Definitive Edition y vi algo que me llamó la atención: 1080p y 60fps. Recordé que era un juego bonito y palomitero en algunas partes. Total, que me entró el venazo y lo compré, en parte por las ganas que le tengo a Rise of the Tomb Raider en PS4.

Lo he completado al 100 % con todos los coleccionables, desafíos, tumbas opcionales, todas las armas y los trofeos correspondientes a la campaña. Y esta segunda vez me ha trasmitido lo mismo que la primera, y eso ya es mucho decir para un juego de estas características que no es muy rejugable. Es decir, no te da ningún aliciente más que el simple echo de volver a disfrutar de una aventura muy cuidada en lo técnico y lo artístico. Se nota el cambio en este "remaster", es un juego digno de la presente generación de consolas. Mejor resolución, imagen muy limpia y el nuevo diseño de la cara de Lara que es lo que podría chirriar entre ambas versiones del juego. Los 60 fps se notan y se agradecen.


Se tiende a comparar Tomb Raider con Uncharted, pero yo veo diferencias. Uncharted es una aventura que te lleva por distintas localizaciones del mundo. Bonito. Muy bonito. Frenético, a veces, demasiado incluso para valorar en su justa medida los escenarios. Si no te pones a propósito a fijarte, la acción no te deja, es pegar tiros y para adelante corriendo. Sin aliento. Vale que son escenarios cerrados, pequeños, pero muy cuidados. Parece un juego dirigido a aquellos que quieren acción durante unas 8 horas y a otra cosa. Pero tiene la virtud de gratificar a los que queremos fijarnos más en los detalles.
Tomb Raider es un juego más pausado que Uncharted. Tiene sus momentos de acción, pero suelen ser más cortos, pero a la vez tiene más carga estresante por la trama. Me explico, nos encontramos a una Lara jóven e inexperta. Aprende de la manera más cruda, de una forma dramática. Cada tramo de acción es una lección dolorosa para la heroína de la historia. En Uncharted te tiras 15 minutos pegando tiros y avanzas, aquí son 5 minutos y el juego te pausa para devolverte a la esencia, a explorar escenarios para craftear armas, herramientas y búsqueda de tumbas o tesoros.


Son dos juegos distintos, pero entiendo la comparación. Nathan es el heredero cazatesoros de Lara. Pero Lara ha estado dormida durante varios años y Nate ha cogido el testigo de forma palomitera. Es más superproducción de Hollywood, más La Búsqueda, Indiana Jones, Cazatesoros...Tomb Raider está más ubicado en un lugar, más amplio, con menos giros argumentales y no por ello es peor. No es frenético pero más visceral y emocional. No es peor, es igual de bueno pero a su manera aunque pueda parecer que copia, pero esas cosas siempre han sido así. Nadie espera que cuando ves el tesoro en lo alto de unas escaleras lo cojas a la primera. Se van a romper las escaleras, se va a venir a abajo el templo, te van a disparar. Nada de eso lo inventa Uncharted, pero ha venido antes generacionalmente.

Me gusta el juego, mucho. Es de sobresaliente. Me lo paso bien buscando en los escenarios cosas, deleitándome en una isla tenebrosa japonesa, creo que eso es lo que más me gustó del juego en su momento: Japón. Me gusta que me lean los diarios de los personajes y enterarte del trasfondo que hay detrás de sus motivaciones, me gusta la forma que los tesoros te hacen aprender sobre la cultura. 
Me disgustan lo planos que son los personajes secundarios, lo poco que impone el villano, y sobretodo, me disgusta que le metan online a un juego que no lo necesita. Me fastidia que me tenga que quedar sin el platino del juego porque el 30% de los trofeos sean multijugador. Un multijugador que NO quiero jugar. 
Quiero Rise of the Tomb Raider, lo quiero mucho. Tanto es así, que he querido tener este juego para PS4 mientras lo espero. No me planteo venderlo, porque han sido unas 15-20 horas que no creo que vuelva a jugar, pero el juego es bueno y quiero tenerlo en la estantería (otra vez).