jueves, 3 de enero de 2013

Nuevo año, lienzo en blanco.



Al fin terminó 2012, y como se suele decir, "nuevo año, nueva etapa". Fechas de nuevos propósitos, pero la gente que se piensa que es capaz de cumplir la mitad de lo que se ha planteado es una ilusa. Lo que realmente vale es fijarse metas a corto plazo e ir cumpliéndolas independientemente de la fecha que sea.

Para mí, digamos que 2012 fue un año...digamos... normal tirando a desastroso los últimos meses desde Julio. Muchas cosas han pasado. Una sucesión de acontecimientos tristes empezando por la más importante, la muerte de mi gata, Dina. Desde entonces, nada me ha sonreído desde entonces. No voy a andarme buscando el lado positivo de las cosas, porque, simplemente, no lo tiene. He acabado el año muy asqueado de las personas, descubres por enésima vez que son egoístas y que tú nunca has significado nada para ellos. Pero sería rizar el rizo entrar a tocar este tema.

Entramos en 2013 y mi percepción de las cosas no ha mejorado ni siquiera un poco, y esto es así porque no ha habido nada que me confirme que me equivoque. Definitivamente, voy a ser más egoísta y pensar más en mí, aunque ello implique dar la espalda a más de uno que estimo demasiado y realmente no entiendo cómo sigo haciéndolo a pesar de lo que recibo. Eso es lo que quiero corregir, dar a los demás lo justo que yo recibo. Quien no lo entienda tendrá que hacer examen de conciencia, y es que, normalmente, si alguien se aleja por algo es. Unas puertas se abren y otras se cierran, y el tema está en saber cerrarlas cuando hace falta porque da corriente dejarlas abiertas y te acabas helando de frío. Dicho así, muy metafóricamente.

Este año se verán muchas cosas, y no por ello dejaré de seguir adelante y tener nuevas metas. Así que al lío.

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